Las creencias erróneas y nocivas producen pensamientos debilitantes sobre ti mismo o sobre cómo ves tus relaciones con los demás, al extremo de que te pueden conducir a un trastorno de pánico, ansiedad y depresión.
Por ejemplo, tus creencias afectan todo lo que haces. De hecho, cada decisión que tomas comienza con una creencia de algún tipo porque tus creencias son una colección de todo lo que sabes que es verdad.
Sin embargo, a veces lo que crees que es real está basado en emociones o recuerdos falsos. ¿Qué hacer entonces? ¿Hay esperanza de algún cambio? Y si es así, ¿cómo podemos interrumpir nuestro sistema de creencias defectuosas y cambiarlas para mejor?
Cómo las creencias erróneas afectan todo lo que haces
Cualquier cosa que te convenzas a ti mismo de que es verdad finalmente se convierte en tu creencia. Buena o mala, tu mente subconsciente tiene plena confianza en cómo ves el mundo y cómo interpretas ciertas cosas que te suceden en la vida.
Luego, toma tus pensamientos y emociones y te presenta una visión sesgada de cómo funciona el mundo. Así que, en efecto, eres tú quien se está impidiendo vivir una vida plena llena de acontecimientos y momentos felices.
Tony Robbins lo dijo mejor: “Lo único que te impide obtener lo que quieres es la historia que sigues contándote a ti mismo”.
¿Qué son las creencias erróneas?
Las creencias erróneas o limitantes son las opiniones y pensamientos que tu crees que son 100% ciertos. Están tan arraigados en tu mente porque pasas cada día repitiéndotelos a ti mismo, como un mantra.
A veces, también puedes culpar a otras personas, y al universo en general, por todo lo que te sale mal en la vida. ¿Por qué? Te has convencido a ti mismo de que ésta es tu realidad a través del poder de las creencias erróneas.
Sin embargo, las creencias limitantes se llaman así por una razón. Te impiden tu crecimiento como individuo y tienen un impacto negativo en la forma en que realizas tu vida personal y profesional. Entonces, te sientes atascado, incompetente, y ese fracaso te sigue donde quiera que vayas.
¿Cuáles son algunos ejemplos de creencias irracionales?
- No merezco la atención positiva de los demás.
- Nunca debo cargar a otros con mis problemas o miedos.
- Soy basura
- Soy poco creativo, improductivo, ineficaz y sin talento.
- No valgo nada.
- Soy el peor ejemplo de una persona en la tierra.
- Soy impotente para resolver mis problemas.
- Tengo tantos problemas que mejor me rindo ahora mismo.
- Soy tan tonto con las cosas que nunca puedo resolver.
- Soy el vago gordo más feo, menos atractivo del mundo.
¿De dónde vienen las creencias erróneas?
En promedio, las creencias erróneas se desarrollan durante los primeros años de nuestra niñez. Según el Dr. Bruce Lipton, los primeros siete años de nuestra vida son extremadamente críticos porque nuestro cerebro no hace más que empaparse de todo lo que lo rodea. Así es como formamos la base del bien contra el mal, de lo correcto contra lo equivocado.
Este es también el momento en que los niños que son amados y valorados, crecen con esta creencia propia de ellos. En consecuencia, sus relaciones con ellos mismos y con los demás se derivan de ese amor y autoestima.
Lamentablemente, lo contrario también es cierto. Los niños que son abandonados o abusados se convierten en adultos con la profunda creencia de que no son dignos de amor y afecto.
Otra forma de ver es que las creencias erróneas son nuestra forma de defendernos de la frustración, la ira, la tristeza y otras emociones negativas.
Como resultado, nuestro cerebro subconsciente trata de bloquear más sufrimiento alterando la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Esto se manifiesta de muchas maneras, y cada una de ellas tiene un efecto negativo en todo lo que hacemos en la vida.
Echa un vistazo a algunos de los resultados negativos que son un subproducto de las creencias defectuosas:
- Ansiedad
- Conformismo
- Síndrome del impostor
- Cavilaciones
- Perfeccionismo
- Dilación
¿Cómo identificar las creencias defectuosas?
Seamos honestos, no puedes decirte a ti mismo que eres un ganador un día, y luego despertar al día siguiente creyéndo de todo corazón que así es. Éste es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Y tienes que estar dispuesto a trabajar, pero al final valdrá la pena.
Paso 1: Escucha tus pensamientos
El primer paso para identificar creencias defectuosas y patrones de pensamiento nocivos es prestar atención. La próxima vez que esa vocecita en tu cabeza te diga que es mejor que no hagas algo o que no tengas tal o cual cosa, detente y escucha.
Paso 2: Desafía las creencias erróneas
El segundo paso es desafiar estas creencias de frente. Cuando tengas un pensamiento negativo, devuélvelo con dos positivos. No tienen que ser ni grandes, ni nada rimbombantes. Solo piensa en algo que te haga sonreír y alegrar tu día.
Luego, lentamente, día a día, notarás que las voces persistentes en tu cabeza se debilitan. Ya no agotan tu fuerza mental y emocional porque han sido reemplazadas por pensamientos más positivos.
Paso 3: Desarrolla creencias saludables
Para transformar las creencias defectuosas en algo más saludable y productivo, debes tener autoestima. Siéntete orgulloso de quién eres y de lo que has logrado, con imperfecciones y todo.
Luego, armado con amor propio y compasión, da un paso fuera de tu zona de confort. Piensa en algo que intentas evitar a propósito, por ejemplo, las interacciones sociales.
Para superar este miedo, debes comprometerte a entablar una conversación breve y sin sentido con una o dos personas cada día. Exponerse puede ser aterrador, al igual que muchas cosas en la vida.
Y recuerda que está bien ser un poco complicado a veces. ¿Quién no?
Pero las personas fuertes y optimistas saben que hay más para ellos que unos minutos de incomodidad. Se sienten más seguros y cómodos en su propia piel que simplemente encogerse de hombros y es así como siguen avanzando.
Es por eso que tienes que continuar desafiando tus creencias erróneas para que finalmente puedas comenzar a verte a ti mismo y al mundo con una luz precisa, donde la esperanza y las posibilidades estén al alcance de tu mano.
Fuente: https://counseling.dasa.ncsu.edu
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